El metro de Nueva York es como otro mundo aparte, lo que ocurre hay dentro parece como algo totalmente diferente a lo que te puedes encontrar fuera. He visto escenas de todo tipo, gente de todas clases, es un tedio pero a la vez es bohemio y reconfortante entrar y disfrutar del viaje.
Hay ratas, hay breakdancers, hay gente de todas las culturas, hay malechores y ejecutivos... es un lugar donde te enamoras y sufres el peor de los miedos el mismo día.
Supongo que sólo lo veo así porque se trata de algo temporal, pero me gusta el metro de Nueva York, y me gusta esa imagen de Nueva York alternativo. Ahora mismo voy a tomarlo para acercarme a Manhattan y aunque son 45 minutos de agonía, supongo que se trata de una agridulce agonía.
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