Es el momento de hablar de Estambul, creo que ha sido uno de los mejores viajes que hemos hecho aquí. Todo empezó consiguiendo los billetes desde Tesalónica, teníamos que decidir entre un tren nocturno algo caro o un bus nocturno también pero mucho más barato, elegimos el bus claro... para encontrar los billetes preguntando por Estambul en varias oficinas de información un hombre me dijo "Κωνσταντινούπολη είναι, Κωνσταντινούπολη είναι..." --> "Constantinopla es, Constantinopla es...", que es el nombre que le dan los griegos a Estambul y es como le gusta llamarlo... la sucia política. El autobús era casi de lujo, con techo de cristal y todo, y lo más curioso es que en todos los buses de Turquía siempre dan té o café o algo de comer. Después de que nos pararan para sacarnos del bus y pedirnos el pasaporte en medio de la nada, nos despertanos en una Estambul totalmente nevada, la ciudad con 14 millones de habitantes... (más que toda Grecia junta) se erige con descomunales edificios, el aspecto en general sobre todo con esos edificios y construcciones públicas (la estación de buses era gigantesca) tan grises y grande recordaba a Moscú, y además estaba nevada y llena de banderas de Turquía (rojas).
La ciudad es mucho más cosmopolita y ordenada que Atenas, aunque supongo que eso es la impresión que quieren dar a los turistas, porque cuando indagas un poco más en la parte más alejada del centro puedes encontrar contrastes enormes. Bares de rock duro junto con mezquitas rezando, McDonalds y Lahmacuns... de todo.
Está llena de mezquitas, al menos el centro tiene más mezquitas que personas puede haber dentro, cada dos manzanas te encuentras una, enormes edificaciones, que personalmente me recuerdan a un almacén o pabellón gigante pero con paredes y adornos de una iglesia.
En Estambul se encuentra Agia Sofía fue utilizada como iglesia cristiana durante casi mil años, desde su construcción en el año 537 hasta la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453, momento en que fue convertida en mezquita. Allí se refugiaron los aterrorizados habitantes en el ataque a la ciudad. En 1935 fue convertida en museo. Entrar allí da un poco de repelús... de nuevo contrastes de culturas.
El palacio de Topkapi (hay que pagar 10 liras por entrar dentro y otras 10 por entrar en el Harén, que jeta) lo más impresionante los regalos que se hacían unos jefazos a otros que los tienen allí guardados.
El gran bazar es de lo que más me gustó, con sus interminables calles llenas de vendedores, que venden en español tés, baklabá y ajedreces con Osama Bin Laden y Bush.
La antigua iglesia de San Salvador en Chora, antigua iglesia bizantina que mantiene muchísimos de los mosaicos de entonces.
Nos encontramos en la gran mezquita azul con los jugadores del Sevilla, que jugaban contra el Fenerbache.
Las catacumbas, que datan de tiempos bizantinos con su cabeza de Medusa entre las aguas.
Os pego aquí un post de Elena en el foro de los anaklanes comentando el viaje a Estambul:
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